Estudiantes santaneños realizan almácigo para ayudar en alimentación de guardaparques de la Isla del
Plántulas de lechuga, perejil, apio, arúgula y cebollino, entre otras, son sembradas y cuidadas por los estudiantes, hasta que están listas para emprender un viaje de 36 horas hacia su destino.
Desde hace más de 10 años, la profesora de educación física del Colegio de Santa Ana, Cindy Rojas inició un proyecto que no solo les permitiría a los estudiantes llevar a cabo su trabajo comunal, sino que también solventaría un problema de alimentación de los guardaparques de la Isla del Coco.
La Isla del Coco es reconocida mundialmente por su gran biodiversidad y belleza excepcional; y es considerada uno de los diez mejores sitios para buceo recreativo en el mundo.
La Isla se encuentra a más de 500 kilómetros de distancia de nuestro país, por ello los guardaparques y otros funcionarios que habitan en ella, deben ingeniárselas para solventar ciertas necesidades que no son tan fáciles de resolver en este remoto lugar.
Creando soluciones
El proyecto inició cuando Rojas realizó un voluntariado en esta alejada isla costarricense, en el cual gracias a su formación académica como máster en ciencias de la salud y movimiento, impartió talleres de hábitos alimenticios.
Al estar en la paradisíaca isla observó que al llegar el barco con los abarrotes, las legumbres llegaban marchitas, y por ende no podían ser consumidas por los guardaparques.
La experiencia le permitió también evaluar la condición física e índice de masa corporal de los funcionarios de la Isla del Coco, notando que algunos tenían problemas de sobrepeso.
“Así que me traigo la inquietud de cómo poder contribuir a resolver el problema de alimentación saludable y del deterioro del estado de las lechugas, cebollino entre otros”, manifestó Cindy Rojas, profesora de educación física.
El Colegio de Santa Ana realizó una feria científica, en la cual invitaron a un biólogo que labora en la Isla a formar parte del jurado y en ese momento Rojas le manifestó su deseo de ayudar, a lo que él respondió, que tal vez sembrando y donando las plantas.
Así surgió este proyecto que tiene más de una década de funcionar, gracias al apoyo de la Dirección del Colegio de Santa Ana y la orientación y guía del profesor Christian Aguilar Herrera quien imparte la tecnología de hidroponía en la institución.
Los estudiantes realizan almácigo de lechugas y otros productos, y los donan al Parque Nacional Isla del Coco para que sean consumidas por los guardaparques.
Durante este año Kailey Bustamante Méndez, Andrea Mairena Durán, Ángel Raudez López, Alexa Ordoñez Vallejo y Angelo Chacón Sequeira, estudiantes de la sección 10-8 del Colegio de Santa Ana conformaron el grupo que sembró y cuidó las plantas que llegaron a la Isla.
Ellos sembraron, cuidaron y cubrieron los gastos del proceso con ayuda de la Fundación Amigos de la Isla del Coco, quienes les compraron el fertilizante.
Los estudiantes santaneños compran los materiales, realizan la siembra y cuidan las plantas hasta que tienen una altura específica que les permita sobrevivir al viaje en barco.
Todas las plantas hacen largo viaje que dura más de un día en barco desde el Muelle de Galmar, al llegar los guardaparques las siembran en su huerto.
“Los chicos son sumamente comprometidos. A veces nos toca esperar semanas para que haya barco a la Isla y que alguien lleve las plantas al muelle de donde zarpa el barco, pero Dios siempre pone un ángel en el camino y algún voluntario o funcionario pasa por el cole las recoge, las lleva y las custodia durante el viaje”, agregó Rojas.
A pesar de la entrega que han demostrado los chicos, también han tenido que sobreponerse a factores que afectaron su misión, “se nos murieron muchas veces las bandejas de plantas por tanta lluvia y porque no había espacio para dejar las plantas en el invernadero del “Cole”, por lo que tuvimos que llevarlas a nuestras casas y eso nos afectó, pero al final lo logramos y pudimos donar albahaca, varios tipos de lechuga, apio, perejil, cebollino y arúgula”, acotó la profesora tutora de este proyecto comunal, Cindy Rojas.
“Lo más importante es la experiencia de los chicos a contribuir con sus manitas al medio ambiente y a la calidad de vida de los centinelas del mar, ese santuario de tiburones, en el cual sacrifican a sus familias por la distancia; por más de un mes lejos de su hogar”, señaló Cindy Rojas.
Desde Santa Ana hacia la Isla del Coco
Geiner Golfín es un guardaparques santaneño que labora en la Isla del Coco, él es el lazo entre la Fundación Amigos del Coco y el proyecto liderado por la profesora Rojas y su grupo de estudiantes. Golfín ayuda a coordinar los transportes de las plantas hasta su destino final.
La primera etapa del traslado inicia con un viaje desde el Muelle de Puntarenas, donde navegarán 36 horas hacia el Parque Nacional Isla del Coco, durante este proceso las plantas deben ser cuidarlas, ya que requieren ser cuidadas hasta que lleguen a la Isla.
Al llegar son desembarcadas del barco grande a un barco pequeño más conocido como “Dinque” por un par de guardaparques.
Las plantas son sembradas por un voluntario conocido como “Pancho”, para luego ser consumidas a diario en los periodos de comida de los guardaparques y de los funcionarios de la estación de bomberos que cubren las emergencias en el lugar.
“Para nosotros es muy significativo, ya que por nuestra lejanía de continente hemos tenido que ingeniarnos el cómo sobrellevar nuestras carencias y convertirlas en fortalezas. Una de esta ha sido lo que llamamos “El Huerto” y que más que la participación de los jóvenes del Colegio de Santa Ana donde con su valioso aporte nos brinda poder tener acceso a las plántulas y a su vez que el Parque Nacional Isla del Coco les proporcione un espacio para desarrollar sus habilidades y compromiso con la sociedad costarricense”, manifestó Geiner Golfín, guardaparques de la Isla del Coco.
“Este proyecto es un sumar, sumar, ganar, ganar, agradecemos de sobremanera a los estudiantes y profesores involucrados, esperamos seguir contando con este apoyo”, finalizó Golfín.
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