Pollitos de Hierro, un hogar para menores que luchan contra el cáncer
Una promesa de amor marcó el inicio de la Fundación Pollitos de Hierro.
En medio de un momento muy difícil, doña Grettel, paciente de cáncer quien falleció por la enfermedad, le pidió a su hija Melissa, que le prometiera que cuidaría de los niños con cáncer.
A pesar de anhelar con todas sus fuerzas que su mamá se recuperara, y de esperar poder dar un testimonio de sanidad, Melissa y su mamá comprendieron que a pesar de que tenían que despedirse, y que su sanidad llegaría en forma de descanso; su historia tenía un propósito, que ayudaría a construir el camino para ayudar a muchos pequeños valientes y sus familias.
La promesa de Melissa, hizo que los caminos de Andy y ella, se cruzaran. Este pequeño proveniente de una familia de muy escasos recursos, luchaba contra la enfermedad, y le permitió a ella, experimentar entrega y amor, de formas maravillosas.
El menor lamentablemente fue desahuciado, y fue ahí donde Melissa pensó que todos tenemos sueños y anhelos, y quiso cumplir el de él. Andy tenía un sueño simple para muchos, grande y especial para él.
“Le preguntamos cuál era su mayor sueño y él dijo que su mayor sueño antes de morir era comerse una bolsa enorme de marshmallows con una lata de leche condensada. Pero que él sabía que eso era muy caro y que a él le daba pena pedirnos algo tan caro. Entonces realmente nos damos cuenta de que los sueños de los niños son mucho más simples, y la vida como ellos la ven es mucho más simple de lo que uno puede imaginar”, comentó Melissa Romero, Directora de la Fundación Pollitosde Hierro.
Después de cumplirle el sueño al menor y acompañarlo durante su lucha por la vida, supieron que debían continuar ayudando a más niños que se encontraran atravesando este duro camino; de esa forma surgió la Fundación Pollitos de Hierro, la cual ofrece amor, ayuda psicológica y alimentación a niños con la enfermedad y sus familias.
Manos solidarias
El propósito de la Fundación ubicada en Santa Ana, y que este año cumplió 15 años de existir, es atender las necesidades integrales de los niños con diagnóstico de cáncer del país, que se encuentren en pobreza o riesgo social. “Tenemos varias formas de poder ayudar a las familias, pero somos pioneros en la atención integral. Darles a los niños no solo comida, no solo amor; se les da una atención integral, se les da albergue a aquellos niños que viven muy lejos, muchas veces todos los familiares quieren estar juntos, entonces cuentan con la casa”, comentó Melissa Romero.
Más que un albergue, un hogar
La “Casa de los Pollitos”, fue inaugurada en 2021, con el propósito de brindar los cuidados especiales y alimentación que necesitan los Pollitos y sus familias, en procesos de recuperación de cáncer.
Este hogar ubicado en Pozos de Santa Ana, es donde aquellas familias que viven lejos, pueden hospedarse cuando deben acudir a sus tratamientos. En ella encuentran todo lo que necesitan, para que los pequeños estén cómodos y bien atendidos, al igual que sus seres queridos; además cuenta con una unidad especial de aislamiento y recuperación.
”Andy marcó la dirección de esta fundación, fue el primer niño; era un niño hermosísimo, era un niño con una energía increíble. El día que él falleció aprendimos a amarlos sin límites, ese amor sin límites que no es egoísta, que va mucho más allá de lo que uno puede sentir en el corazón. Ese amor sin límites que aunque nos duela en el alma, porque la persona no va a estar en forma física, nos ayuda a entender que ellos no tienen más dolor, y que además de que no tienen más dolor, estarán toda la vida con nosotros”, indicó Romero.
En la actualidad, atienden a casi 500 menores de edad, y todos trabajan para proveer a los pequeños guerreros y sus familias, con los medios de subsistencia básicos, alimentación especial, un lugar digno donde vivir durante sus tratamientos y si el diagnóstico no es el esperado, un lugar digno donde descansar.
Tíos protectores
“Aprendemos a amar a los Pollitos de Hierro sin límites y ese amor sin límites no es egoísta, ese amor sin límites es el único que nos permite sobrevivir después de que un pollito se va al cielo, porque después que un pollito se va al cielo, cuesta respirar… Pero solamente esa energía que ellos tienen y que transmiten es la que permite que el amor trascienda y es la que ha permitido que la Fundación Pollitos, atienda ahorita a más de 165 familias”, indicó Romero.
La Fundación cuenta con más de 100 voluntarios, quienes son llamados “tíos protectores”, ellos llevan una capacitación de 9 módulos, que incluyen temas de trabajo social, psicología, duelo, para que ellos estén preparados emocionalmente, para enfrentar el cuido del paciente.
Todos los años la Fundación hace entrega de paquetes escolares para contribuir con el ingreso a clases. Por medio del departamento de Psicopedagogía brindan soporte y orientación a los problemas de aprendizaje de los pequeños.
Todo el personal trabaja de forma voluntaria, y es por medio de rifas, ventas, conciertos y todo tipo de actividades, que logran salir adelante con los gastos operativos y todo lo demás que haga falta.
Gracias al apoyo de empresas como Amazon, Oracle, Mutual Seguros y Grupo Sear, quien fue la que construyó la “Casa de los Pollitos”, es que la Fundación logra proveer de canastas de víveres a las 165 familias que ayudan actualmente. Además, estas empresas colaboran cuando realizan momentos de recreación para que los pacientes y sus allegados puedan despejarse y salir un poco de la rutina.
Familias
Los casos que llegan a Pollitos de Hierro, han sido gracias a que las familias entre ellas se apoyan, y han logrado identificar los casos que pudieran verse beneficiados por la buena labor de la fundación.
Romero comenta que cuentan con un departamento de trabajo social, el cual se encarga de hacer un estudio socioeconómico de las familias, para analizar si clasifican para ofrecerles ayuda económica, de comida y apoyo emocional. Aquellas que no entran dentro de las familias que necesiten de apoyo socioeconómico, de igual forma se les brinda el apoyo emocional, que abarca atención psicológica, enseñanza del aprendizaje, entre otros aspectos que les permitan sobrellevar la situación.
“Son muchas manos las que trabajan detrás de esta fundación. Voluntarios, tíos protectores y muchas empresas que nos ayudan, siempre que haya manos dispuestas a ayudar, corazones dispuestos a ayudar; siempre que haya familias que lo necesiten, niños con cáncer que lo necesiten, pues la Fundación Pollitos de Hierro va a trascender más de 15 años”. Finalizó Romero.
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